lunes, 3 de diciembre de 2012

Una llamada a la reflexión


El pasado 28 de Noviembre recibimos dos correos que nos avisan de que se acercan las fiestas navideñas… El espíritu navideño, independientemente de religiones o circunstancias personales, es el que, durante unos días para algunos, y para otros durante todo el año, nos hace sentir la necesidad de compartir, festejar, sonreír, ser amable, recuperar la ilusión, la magia… y sobre todo, nos invita a reunirnos con nuestra familia, con nuestros seres más queridos y amigos, con aquellos que verdaderamente nos hacen sentirnos parte importante de ellos…

También en Navidad, nos llenamos de buenos propósitos para el año que inminentemente comenzará, e intentamos decir adiós y olvidar las penurias y malos ratos del año que termina.
Desgraciadamente, la realidad que vivimos laboralmente es totalmente opuesta:
-       ¿Puedes sentirte miembro de una familia que desconfía de tu honestidad, vigila tu trabajo, tus movimientos y hasta tu forma de pensar y opinar en las redes sociales...?
-       ¿Te sientes querido y parte importante de esta familia?
-       ¿Puedes compartir experiencias con tus compañeros cuando ni tan siquiera puedes compartir un desayuno?
-       ¿Te quedan fuerzas para sonreír y mantener la ilusión cuando solo recibes presiones,  aumento de horas de trabajo y pérdida de salario en cualesquiera de sus modalidades?
-       ¿Te es fácil ser amable con quién cada día te pone nuevos obstáculos en el camino y con aquellos de quiénes recibes un trato totalmente carente de cortesía y buenas maneras, aquellos que de un plumazo se han cargado la conciliación de tu faceta familiar y laboral?
-       ¿Verás recompensados y reconocidos tus esfuerzos a final de año en la puesta en marcha de nuevo de la aniquilada paga variable o el pago de los trienios?
-       ¿Volverán los despedidos a esta casa por Navidad?
-       ¿Seguirás manteniendo tu puesto de trabajo el 20 de Diciembre?
2012 ha sido un año especialmente “tenebroso” para la plantilla de la difunta SADIEL y para nuestros compañeros subcontratados. Hemos dicho adiós a muchísimas cosas a lo largo del año; hemos perdido a muchísimos compañeros en tan solo estos 11 meses (y no nos cabe duda de que esta cifra seguirá aumentando); nos hablan de causas económicas para aplicar las devastadoras medidas y los inmorales despidos y no escatiman en gastos “de imagen”…
¿Qué pantomima es esta de celebrar juntos una fiesta “familiar”, de aparentar ser felices, “buen rollito” y espíritu navideño tan sólo 3 horas al año? Claro, solo y cuando la Dirección lo permita…
Es éste un acto en el que los únicos que tienen algo que celebrar son aquéllos que nos lo quitan todo, hasta el puesto de trabajo. Mientras a nosotros, a los trabajadores, nos hacen vivir en un clima laboral irrespirable, con un control y hostigamiento propio más de una cárcel que de un centro de trabajo, que nos envían al paro, que nos obligan a traslados forzosos y ficticios, que nos aumentan la jornada sin aumento de sueldo (siendo esta una bajada de sueldo encubierta), etc... ellos no escatiman en lujos para su entorno. Y tú... ¿qué tienes que celebrar?
El Comité de Empresa no puede invitaros a ninguna copa ni comida; solo os invita a la reflexión, a que hagáis gala de honestidad con vosotros mismos y actuéis conforme vuestra conciencia y moralidad os dicten.

Comité de Empresa.

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